diumenge, 1 d’agost del 2010

BRÚJULA PARA NAVEGANTES EMOCIONALES ( ELSA PUNSET)

BRÚJULA PARA NAVEGANTES EMOCIONALES
ELSA PUNSET 


adjunto resum d'aquest assaig de l'Elsa Punset... imprescindible!!! un dels millors llibres que he llegir darrerament. Per entendre com funcionen les emocions dels nostres fills, com educar-les, com treballar-les... i sobretot, com respectar-les.



INTRODUCCIÓN
Navegar sin naufragar por el mundo de las emociones requiere una brújula. Porque no basta con amar: hay que amar de forma incondicional. No basta con escuchar: hay que escuchar atentamente. No basta con llorar: hay que aprender a superar el dolor. No basta con intentar resolver los problemas de quienes amamos: hay que ayudarles a responsabilizarse y a sobreponerse a los obstáculos.
Cuando necesitan una solución no basta con darles nuestra solución: debemos ayudarles a encontrar sus propias soluciones. Si tenemos hijos, no basta con alumbrarles y proyectar en ellos nuestras esperanzas. Necesitan que les eduquemos con amor incondicional y un día, cuando ellos sientan que están preparados para enfrentarse solos a la vida, les dejemos ir en libertad. Para seguir nuestro camino, sin miedo.

Es importante enseñar a los niños a  gestionar sus emociones, para asegurar mejores niveles de felicidad personal y de convivencia social.
Inteligencia emocional: suma de habilidades emocionales y sociales, comprende dos ámbitos el conocimiento y gestión de nuestras propias emociones y el  conocimiento y gestión de las emociones de los demás. Desarrollar las herramientas que mejoran nuestra inteligencia emocional exige ante todo esfuerzo de tomar nuestras propias emociones en serio, pero eso es algo para lo que no nos han entrenado.

A los padres se les dan, generalmente, normas para corregir el comportamiento del niño, pero se ignoran los sentimientos y las emociones que causan y  subyacen tras este comportamiento. Para los padres la educación emocional significa llegar a comprender los sentimientos de los hijos y ser capaces de calmarlos y guiarlos.
Cuando los padres ofrecen empatía a sus hijos y les ayudan a enfrentarse a las emociones negativas – a la ira, a la tristeza o el miedo- se crean lazos de lealtad y de afecto entre padres e hijos.
Para los hijos la inteligencia emocional se traduce por la habilidad de controlar los impulsos y la ansiedad, tolerar la frustración, motivarse a sí mismos, comprender las señales emocionales de los demás y mantener el equilibrio durante las épocas de cambios.
La vida humana es compleja. Como individuos nos enfrentamos a un sinfín de decisiones diarias que poco a poco van conformando nuestra existencia.  Pero también dependemos, y somos a la vez referencia ineludible, de muchos otros seres humanos: padres, hijos, amantes, compañeros de trabajo… compaginar este conjunto de afectos y de obligaciones con nuestros intereses individuales puede resultar conflictivo y confuso, sobre todo cuando las demandas de quienes nos rodean parecen excesivas o cuando nuestras fuerzas flaquean.
Lo natural en la vida son los conflictos y las crisis. Son inevitables. Lo importante es conocer y saber manejar las herramientas básicas para resolverlos, porque de lo contrario impedimos los procesos de transformación y evolución que deberían acompañar nuestras vidas.  Somos seres vivos y como tales nuestro destino es la transformación.

LA CONSTRUCIÓN DEL NIDO
LOS LADRILLOS EMOCIONALES DEL HOGAR

Un hogar se construye a partes iguales con ladrillos de barro y con emociones. La calidad de los materiales constructivos de nuestro hogar, sin embargo, no es ni mucho menos tan determinante en nuestra tasa de felicidad como los recursos emocionales de quienes los habitan.
En el fondo instintivo y profundo de nuestro ser no pensamos, sentimos. Estamos hechos de emociones
La convivencia armoniosa, a pesar de la buena voluntad, no surge de forma espontánea e instintiva.
Mejorar la convivencia ente personas y lograr un hogar más feliz no depende de cuantas veces lo intentemos. Solo depende de si conseguimos descifrar nuestras emociones y las de los demás. Comprender el sentido de nuestras vidas tiene un impacto enorme sobre nuestra felicidad personal y sobre la forma de relacionarnos con los demás, porque afecta directamente nuestra forma de sentir el mundo, de emocionarnos. Y allí radica una de las claves básicas del bienestar emocional de nuestro hogar.

LAS EMOCIONES HEREDADAS

Cada persona encierra dentro de sí un amasijo de sentimientos y emociones tras los recuerdos y las memorias, los fracasos, las perdidas  o la alegría vivida. Las emociones de nuestro pasado  condicionan de manera poderosa nuestra forma presente de sentir el mundo.

Los especialistas dividen el mundo emocional de las personas en dos tipos de emociones, negativas y positivas.
Todas las emociones cumplen un papel evolutivo, es decir, existen porque sirven para ayudarnos a sobrevivir en un entrono complejo. Las emociones negativas también cumplen una función positiva en nuestras vidas si aprendemos a descifrarlas.
Algunas personas desconfían del carácter instintivo de las emociones y las reprimen porque temen sufrir o incluso perder el control de sus vidas. Las emociones reprimidas pasan al inconsciente y son mucho más incontrolables desde esta parte de nuestra mente.

EL ESTABLECIMIENTO DE LOS VINCULOS AFECTIVOS

La mayoría de los problemas de apego se deben más a la ignorancia de los padres sobre el desarrollo de sus hijos que al abuso consciente, ya que muchos padres desconocen la naturaleza critica de las experiencias infantiles en los tres primeros años de vida.
Si permitimos que los niños se comporten de la forma espontánea que les es inherente, les animamos a que expresen con mayor soltura y confianza sus emociones y sus pensamientos. La permisividad mal entendida significa, en cambio, que aceptamos actos indeseables.
Los hijos de padres autoritarios tendían  a ser conflictivos e irritables mientras que los hijos de padres permisivos solían mostrar comportamientos impulsivos con pocos recursos personales y baja capacidad para lograr sus metas. 
Si decimos a nuestros hijos qué deben sentir, les enseñamos a desconfiar de sus propios sentimientos. Todos los comportamientos no son aceptables, pero todas les emociones y los deseos lo son. Los padres deberían, por tanto, imponer ciertos límites sobre los comportamientos, pero no sobre las emociones y los deseos.
La educación es cuestión de equilibrio, un equilibrio que se ha de buscar de forma constante porque todos los días no son iguales y las circunstancias cambian y oscilan.
Lo que debe guiarnos no son reglas rígidas sino unos pocos criterios básicos que conocemos des de que somos capaces de estudiar las emociones: entre ellos destacan el amor incondicional, el desarrollo de la autoestima, enseñar al niño a responsabilizarse de sus actos y el respeto hacia las necesidades de los demás (basado en el desarrollo de la empatía).
Los hijos de padres que aplican estos criterios de inteligencia emocional,  muestran más disposición a ser cooperativos, enérgicos, sociables y capaces de alcanzar metas.
La labor de los padres es alentar al niño para que desarrolles sus habilidades. Algunos peligros a evitar,  no burlarnos de ellos, frases o coletillas inofensivas, etiquetar, comparar… la crítica constante debilita el esfuerzo de las personas.

LA AUTENTICIDAD EN LAS RELACIONES HUMANAS

La autenticidad es clave en las relaciones humanas y aún más en las relaciones entre adultos y niños, por dos razones: primero porqué éste percibe a los demás de forma directa e intuitiva, ya que no ha aprendido aún a comunicarse des de la desconfianza y el disimulo. Segundo porque el  niño aprende por imitación. El proceso de aprendizaje de los más jóvenes se hace de forma continuada a través de la imitación consciente e inconsciente de las palabras y los actos de los adultos que los rodean. A los hijos se les  debe enseñar con el ejemplo.
Para ser un modelo eficaz las palabras y los actos del adulto deben ser coherentes.
La educación y la convivencia son un camino de respeto mutuo de las necesidades entre adultos, y entre padres e hijos.
La felicidad del grupo humano es una sutil cuestión de equilibrio entre las necesidades físicas y emocionales. Asegúrense que tienen espacio para la felicidad. No restrinja ni reprima, deje puertas abiertas para los que las necesitan. No sea esclavo de sus deberes.

LA LLEGADA DE LOS HIJOS
LAS NECESIDADES BASICAS DEL NIÑO

La necesidad emocional básica del niño es el amor. Un niño amado, seguro del amor incondicional de sus padres, aprenderá a amar de manera incondicional.
Pocos niños se sienten incondicionalmente amados. Sin embargo, la mayoría de los padres quieren a sus hijos sinceramente. La contradicción aparente estriba en el hecho de que los hijos no creen de forma automática que les  amamos, aunque necesitan estar seguros de ello por encima de todo, porque nuestro amor les da la seguridad que necesitan para aprender a amarse a sí mismos, y más adelante, a los demás. Necesitamos ser capaces de expresar nuestro amor de forma comprensible para los demás.
A veces tendemos a sobreproteger a nuestros hijos en el plano físico y a abandonarlo en el plano emocional.

EL AMOR INCONDICIONAL Y LA AUTOESTIMA

Las  necesidades emocionales de los humanos son determinantes en la infancia porque crean los patrones afectivos que nos acompañaran el resto de nuestras vidas. Los niños necesitan recibir amor incondicional para sentirse dignos de ser amados, consolidar su autoestima y poco a poco aprender a amar a los demás. La atención  que reciben de los adultos es su alimento emocional.  Lo necesitan imperativamente para crecer emocionalmente fuertes y seguros. En esta base emocional segura radicará, en el futuro, su capacidad de convivencia con los demás.
Si  amamos a nuestros hijos sólo cuando nos complacen, no se sentirán genuinamente queridos.   Si los amamos cuando cumplen nuestras expectativas, su sentido de valía dependerá de nuestro juicio, cuando no lo cumplan se sentirán incompetentes e indignos.
El amor incondicional es un amor que acepta al niño plenamente por aquel que el niño  es, no por aquello que hace.
Amar incondicionalmente no significa tolerar cualquier comportamiento ni apoyar cualquier actitud. Significa establecer un sistema de prioridades en nuestras relaciones con los demás.
Una autoestima saludable no implica que el niño se crea invencible o perfecto, sino que confía en sus capacidades para salir adelante. Si los demás lo hemos aceptado con naturalidad, sin condiciones pero sin pretensiones, el  aprenderá a confiar en sí mismo y a respetar sus capacidades.  Este proceso ha de ser genuino: la autoestima no debe desarrollarse a cualquier precio. Resulta muy perjudicial intentar consolidar la autoestima de un niño en función de cumplidos o de afirmaciones que no responden a la verdad.

LOS CINCO LENGUAJES DEL AMOR

El Doctor Chapman es autor de un método popular y práctico que destaca las cinco maneras básicas en las que las personas expresan y reciben amor: a través del contacto físico, compartiendo tiempo de calidad con las personas, haciendo regalos, con actos de servicio o a través de las palabras.  Los denomina “lenguaje de amor” porque gracias a ellos podemos comunicar y recibir amor de forma directa y clara.
La importancia del contacto físico. Si acostumbramos a nuestros hijos a dar y recibir amor en todos los lenguajes, en un futuro podrán comunicarse libremente en todos ellos.
Cada persona tiene uno o dos lenguajes específicos con los que se siente especialmente cómodo para recibir y expresar amor.  A veces expresamos amor en un lenguaje y deseamos recibirlo en otro.
No todos expresamos el amor de la misma manera. Para descubrir el lenguaje de amor de nuestros hijos o de nuestra pareja, debemos fijarnos en aquello que tienen a reclamar más  a menudo: “quisiera irme de viaje contigo, a solas”; tomar nota de sus quejas más frecuentes, como o por ejemplo: “no me abrazas”, y ofrecerles opciones de ocio y de tiempo compartido, para ver qué lenguaje de amor prefieren. 
Si acostumbramos a nuestros hijos a dar y recibir amor en todos los lenguajes, el día de mañana podrán comunicarse libremente en todos ellos con un amplio espectro de personas. 
Una de las formas más directas de comunicación entre seres vivos es el contacto físico. El contacto físico es una forma de comunicación sencilla porque no requiere palabras.  Las palabras pueden ser, en la convivencia, fuente de muchos problemas, tanto por lo que decimos mal, como por lo que no sabemos decir a tiempo.
Las palabras son la expresión explícita de nuestra aprobación, o desaprobación, de los demás. Para expresar nuestro amor a través de las palabras utilizamos las palabras de afirmación: elogios, palabras de aliento, palabras de apoyo o de afecto. El poder de nuestras palabras, sobre todo en la psique de los niños, es mucho mayor del que solemos tener en cuenta.  “te quiero y me interesas de verdad”, estas palabras alimentan el sentido de valía y de seguridad del niño y de los adultos que nos rodean.  Las palabras de amor y cariño se dicen casi sin pensar, pero su huella es duradera.  Al contrario, cuando las palabras son hirientes y se espetan a raíz de una frustración o enfado pasajeros pueden dañar nuestra autoestima y hacernos dudar de nuestras habilidades.
El tiempo de calidad es, simplemente un tiempo de atención sostenida, dirigida al niño de manera exclusiva. En esta sociedad apresurada el tiempo de calidad que compartimos con nuestros hijos es un regalo generoso por parte de los padres porque supone el sacrificio de un tiempo apara uno mismo o para la pareja.
El tiempo de calidad: el factor decisivo en el tiempo de calidad no es tanto la actividad que se lleve a cabo, sino el hecho de compartir algo juntos, sin pretensiones ni obligaciones, por puro placer.
El tiempo de calidad permite aprender a conversar y a escuchar si prisas, tal vez sin un sentido claro de adónde se quiere llegar, sin un objetivo que cumplir.  Nuestro tiempo se mide en función de su rendimiento y el rendimiento ha de ser evidente. Con el tiempo de calidad no le pedimos cuenta a nuestro tiempo. Lo regalamos  por amor.
En una sociedad donde las personas son cada vez más espectadores en vez  de participantes, la atención personalizad es cada vez más importantes.
El encontrar el tiempo necesario para conversar con nuestros hijos, a cualquier edad, es clave para que aprendan a comunicarse de una forma íntima y sosegada, mas adelante podrán trasladar este conocimiento a sus futuras relaciones, incluyendo  su vida de pareja.  Si solamente hablamos con nuestros hijos para corregirles, no aprenderán el valor emocional de la atención positiva y concentrada.
El lenguaje de los regalos puede resultar difícil de comprender a primera vista. En una sociedad descaradamente consumista el regalo ha perdido parte de su sentido más noble.  Un regalo no tiene por qué ser un objeto frívolo o innecesario, puede ser un objeto de primera necesidad.  Si el regalo se percibe con el lenguaje del amor, este espíritu será el que el hijo recibirá.
Muchas familias  intentan remediar la falta de empatía y comunicación emocional a través de los regalos.  El regalo no es una herramienta para manipular.  Si se regala a un hijo por haber recogido su habitación, no estará ofreciendo un regalo sino un pago por los servicios prestados.
El último lenguaje del amor es el de los actos de servicio a los demás. La convivencia presupone una seria de obligaciones que los adultos se reparten para sacar adelante al grupo humano al que pertenecen.  Ser padres constituye una labor de servicio constante a nuestros hijos. Un acto de servicio no es una necesidad y una obligación, sino algo que se hace de manera generosa para ayudar al otro.
Los actos de servicio tienen una meta o medio a largo plazo: servimos a nuestros hijos, pero a medida que ellos crecen tienen que aprender de manera paulatina a ayudarse a sí mismos y a los demás.  Invertimos más tiempo en enseñar a un hijo a preparar su comida que en hacerla nosotros mismos.
También es importante recordar que en una familia todos tienen talento especial y que nuestros hijos no tendrán, necesariamente, el mismo talento que nosotros para llevar a cabo determinadas actividades.  En cambio pueden sorprendernos con sus propias habilidades.
A medida que el hijo crece será más evidente que responde con más facilidad y más profundamente a uno de los cinco lenguajes del amor.  Es importante descubrir el lenguaje preferido, para expresar mejor y de forma más directa e inteligible.
Cuando reconocemos el lenguaje de amor de nuestro hijo o de nuestra pareja, nos resulta más sencillo comprender por qué tal vez, y a pesar de nuestros esfuerzos, no conseguimos trasmitirles nuestro amor de forma convincente. Reconocer y respetar tanto el temperamento como el lenguaje de amor de las personas con las que convivimos ayuda a abrir cauces de comunicación emocional y crear un ambiente más cálido y seguro para la convivencia diaria y para la resolución pacífica y creativa de los conflictos, que forman parte ineludible de la convivencia humana.

LA RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS

El conflicto: ante un conflicto normalmente reaccionamos a la defensiva, lo cual dificulta su resolución pacífica y tiende a agrandar inmediatamente las proporciones del problema. El conflicto, sin embargo, es un hecho natural e inevitable. No todos los conflictos pueden solucionarse, pero aquellos que sí podrían resolverse exigen que seamos conscientes de que el conflicto tiene aspectos positivos que pueden enseñar a transigir, a establecer nuevas relaciones, a aprender a través de la experiencia, a perdonar, a comprender, a ponerse el  lugar de los demás, a cambiar de mentalidad, a llegar a un consenso, a ver el conflicto como una oportunidad de crecimiento.,…
La disciplina coercitiva –la que obliga de manera tajante al niño a   cumplir la voluntad del adulto, supuestamente porque es más ignorante y debe ser disciplinado a la fuerza- resulta en apariencia muy eficaz a corto plazo en un sentido estricto de causa efecto. Los efectos psicológicos a medio y largo plazo, sin embargo, son preocupantes. El niño castigado de forma arbitraria y agresiva acumula emociones negativas hacia sus padres, que luego trasladará hacia cualquier forma de autoridad y también a su futura vida familiar.
Un niño que se siente injustamente castigado pierde a la larga la confianza en sus dos mayores refugios: el amor incondicional de sus padres y la seguridad de su hogar.  No desarrolla una sana autoestima…

LOS PARADIGMAS DE LA DOMINACIÓN Y LA COOPERACIÓN

El paradigma de la dominación ha sido el modelo tradicional presente en gran parte de la historia europea. Tomemos, a modo de ejemplo, Cuatro necesidades universales para el desarrollo de los niños: el sentido de pertenencia, el desarrollo de determinados competencias o habilidades, la independencia y la generosidad.
El sentido de pertenencia es el principio que subyace en las culturas cooperativas. Pertenencia a un grupo. Mientras que en los paradigmas de dominación otorgan mayor importancia al individuo que sobresales sobre los demás
El desarrollo de determinadas competencias puede valorarse en función de cuánto ha mejorado el individuo, la superación de dificultades.  En las culturas dominantes los ganadores muestras su competencia derrotando a los perdedores.
La independencia permite que cada persona ejerza cierto control sobre su vida.  La sensación de controlar nuestro destino, al menos parcialmente, es uno del os indicadores de felicidad más determinantes.  En el paradigma de la nominación, sin embargo, unos pocos pueden ocupar puestos de poder, pero la mayoría tiene que someterse.
La generosidad tiene mucha importancia en entornos donde la cooperación, es decir las relaciones interpersonales, son básicas. En cambio, en los paradigmas o culturas donde prevale la dominación se mide la calidad de vida en términos de acumulación de bienes materiales.
 En otras palabras: en general, en nuestras sociedades occidentales pretendemos que nuestros hijos aprendan que cuanto más sobresalen sobre los demás, más valen; que su habilidad se comprueba derrotando a los perdedores; que deben intentar copar un puesto que les permita someter a los demás; y que la calidad de vida se mide en términos de acumulación de bienes.
Éstos son valores que de forma frecuente subyacen en el mundo en el que desearíamos ver triunfar a nuestros hijos. La otra cara de la moneda es que los valores que consideramos deseables para nuestros hijos también rigen la forma que tenemos de disciplinarlos.

La inmadurez no implica ignorancia, sino simplemente falta de experiencia. Los niños tienen, a pesar de su falta de experiencia, preferencias  y una visión de la vida que los adultos no tienen derecho a arrebatarles. Sus emociones son tan intensas como las nuestras. Damos por sentado que tenemos derecho a “programar” a nuestros hijos y a menudo confundimos el derecho a educarles con el derecho a adoctrinarles.

¿QUE SE ESCONDE TRAS EL COMPORTAMIENTO DE UN  NIÑO?

El niño reclama amor en forma de atención. La atención que reclama el niño es, por tanto, el alimento de su vida emocional. Sin embargo, no es aconsejable dar al niño cualquier tipo de atención, merecida o inmerecida. El arte de ser padres consiste en regular esta atención a la medida del niño, es decir, en saber dar a los hijos una atención merecida, en ver de la atención inmerecida que nos exigiría un niño demandante o exigente.

DISCIPLINAR

La  palabra “disciplina” viene de una palabra griega que significa “entrenar”.
El castigo es algo arbitrario, injusto, impuesto por el adulto. El niño se siente humillado y dolido y se rebela, interior  o exteriormente, ante el castigo. Las consecuencias, sin embargo no son arbitrarias porqué están directamente relacionadas con el mal comportamiento. Aplicar las consecuencias no requiere humillar, ni sermonear al niño, porque no pretendemos que las consecuencias duelan, sino que ayuden al niño a responsabilizarse de su comportamiento.
Cuando pretendemos modificar el comportamiento o el rendimiento de una persona, resulta crucial no centrarse en las debilidades sino en las capacidades reales o potenciales que posee.
En general ayudaremos más eficazmente a quienes nos rodean mediante el ejemplo, la inspiración y la confianza.

LA META DE LA DISCIPLINA: MOTIVAR Y RESPONSABILIZAR AL NIÑO

La educación emocional inteligente enseña al niño a tolerar la frustración y a comprender y aceptar que los  demás también tienen necesidades y derechos.
A menos responsabilidad, menor motivación.
Siempre que sea posible, conviene ofrecer elecciones razonables al niño para que ejerza el hábito de elección. Observe qué agrada a su hijo, déjelo tomar iniciativas y anímelo a responsabilizarse de sus decisiones. (Los padres no deben asumir la responsabilidad de los deberes, pueden reclamar y necesitar nuestra ayuda, pero es su responsabilidad).

LA IRA: RECONOCERLA Y CONTROLARLA

La ira o el enfado son reacciones emocionales humanas necesarias y normales. El problema no son estas emociones en sí, sino la forma en la que las gestionamos. Con una buena gestión pueden darnos fuerzas y motivación para enfrentarnos a situaciones injustas o peligrosas antes las cuales, si ira, nos inhibiríamos.  Pero pocos adultos han aprendido a expresar su enfado o su ira de forma constructiva.
Ignorar los pequeños problemas no los hará desaparecer: es preferible enfrentarse a ellos con agilidad, cuando aún tienen una proporción manejable. La familia es el  lugar idóneo, emocionalmente seguro, donde padres e hijos pueden practicar la resolución de los conflictos, el manejo de la ira y la escucha empática.  El hogar es un microcosmos donde ensayar  y asimilar las herramientas que nos facilitarán una convivencia pacífica con los demás en el futuro. Cualquier aprendizaje que nos e haya concluido satisfactoriamente en la etapa infantil y juvenil representará  un lastre personal y social en el adulto que tal vez ya no tenga oportunidad de corregir.
El aprendizaje del manejo de la ira es uno de los mayores retos y logros en la educación de un niño porque gran parte de sus problemas que puede tener en el presente y en el futuro estará condicionada por esta habilidad.

Los hijos necesitan expresar su ira a través de dos cauces: la palabra o el comportamiento.  Podemos entrenarlos, para que la expresen  de una forma constructiva y aceptable. El primer paso, si queremos entrenar a nuestros hijos en el manejo maduro de la ira, es aprender a comprender y a expresar de forma sana nuestra propia ira.

Existen pautas que ayudan a crear un contexto seguro para la resolución de la ira y de los conflictos. Los padres deben evitar el sarcasmo, el desprecio o los comentarios despectivos ante la ira de sus hijos. Debemos escuchar atentamente para que él se sienta respetado. 

Los conflictos emocionales no son batallas que desembocan en victorias o derrotas.  Es importante aprender a pedir disculpas.

GUIAR A UN HIJO A TRAVÉS DE LA TRISTEZA

Si los adultos invalidan constantemente los sentimientos (miedos, disgustos, dudas…) el niño pierde confianza en sí mismo y en sus sentimientos.
El adulto y el niño exploraran juntos estrategias para resolver el problema (el adulto no impone sus propias soluciones, sino que guía al niño para que pueda aprender a encontrar sus propias soluciones).
El Dr. Gottman recomienda 5 pasos para guiar a un hijo para resolver una crisis emocional:
* Ser conscientes de las emociones del niño
* Ver la emoción como una oportunidad para la intimidad y el aprendizaje
* Escuchar con empatía, validando los sentimientos del niño
* Ayudarlo a encontrar las palabras que definen su emoción o sentimiento
* Poner límites a la emoción, mientras se exploran conjuntamente las estrategias para resolver el problema.

EL MIEDO A COMUNICARNOS EMOCIONALMENE CON LOS DEMÁS

Cuando somos adultos, nos amoldamos a una sociedad donde  para poder sentirnos cómodos con nuestras decisiones y sentimientos necesitamos la aprobación del resto….
De nuestros afectos disimulamos más de lo que nostramos, a veces por pudor, otras para no sentirnos vulnerables.   Nos pasamos la vida esperando que el otro dé el primer paso, pero es probable que tampoco sea capaz de darlo, porque pocas personas mantienen la capacidad de expresarse genuinamente.  En la edad adulta resulta muy difícil escapar de la expresión convencional y limitada de los sentimientos de amor y afecto. Nos censuramos de forma automática, casi si n darnos cuenta, y pagamos un alto precio a lo largo de una vida en soledad.

Queda el refugio del amor romántico. Allí aún sigue siendo aceptable regirse por motivos irracionales que escapan a la camisa de fuerza de lo aceptable.  El amor apasionado, supuestamente irracional, nos permite escapar de la prisión de nuestras mentes y tender un puente entre dos personas, sin palabras.  Es un milagro frágil y efímero.  Cuando ocurre, la mirada y el roce de la piel resultan mucho más elocuentes que las formas admitidas de relacionarnos socialmente.

Pero el bálsamo del amor romántico tampoco es fácil de reconciliar con vidas hipotecadas con contratos y las obligaciones de las parejas estables. A partir de una etapa el amor deja de ser refugio gozoso de las emociones libres para convertirse en una huida culpable y peligrosa frente a la pareja y a los hijos. Nos resistimos al amor porque nos complica mucho la vida.  Y nos enfrentamos entonces al temor de que nuestros sueños sean más grandes que la realidad, de que sean inviables.  El amor romántico cabe difícilmente en nuestras vidas.  Quienes lo persiguen a pesar de todo pagan un precio y quienes lo esquivan también. Es una decisión difícil.
El amor romántico es una necesidad básica de fusión con el otro, de encuentro sin trabas ni convenciones. Pero en contacto humano profundo y significativa es una necesidad emocional que no sólo se expresa y se satisface desde el amor pasional, aun    que ése sea el cauce más evidente. 
Las emociones pueden compartirse con mucha más facilidad que las ideas, éstas dependen de nuestro temperamento, cultura o educación. Solo las emociones pueden unirnos más allá de las creencias y los perjuicios.

LA EMPATIA

La empatía es la base de la convivencia. En su sentido más básico la empatía es la habilidad d reconocer y de sentir lo que otra persona siente.

Si no sentimos al otro, si no conectamos con sus preocupaciones y sus emociones, difícilmente podremos desarrollar una relación personal satisfactoria.  Compartiríamos entonces una forma de convivir mecánica, pero no podríamos satisfaces las necesidades emocionales de la pareja que, según  los estudios sobre los elementos  que más contribuyen a la felicidad, son la piedra de toque de nuestra felicidad personal.
La empatía es básica no sólo para nuestras relaciones afectivas y sociales en el sentido más amplio, sino que  también  es la base para ser buenos padres.


¿Por qué es tan poderosa la empatía? Porque consigue que nuestros hijos nos vean como aliados. Cuando nos esforzamos por comprender las experiencias de nuestros hijos, ellos se sientes apoyados y comprendidos.

HERRAMIENTAS DE COMUNICACIÓN EMOCIONAL

La forma más expeditiva de estropear la comunicación emocional es decirle de manera abrupta a un niño o a un adulto que están tristes y preocupados cómo resolver su problema.
Ante situaciones de conflicto, es importante escuchar de forma detenida a la persona, reflejar sus opiniones de forma objetiva y ayudarle a encontrar sus propias soluciones.

EXPRESAR EL AMOR HACIA LOS DEMÁS DE FORMA EXPLÍCITA

“Lo que no supimos decir nos dolerá eternamente y sólo el valor de un corazón abierto podrá librarnos de esta congoja. Nuestros encuentros en la vida son un momento fugaz que debemos aprovechar con la verdad de la palabra y la sutileza de los sentimientos” (Susan Tamaro, Donde el corazón te lleve)

EL APRENDIZAJE DEL AMOR Y DEL SEXO

“Temer al amor es temer a la vida y aquellos que temen a la vida ya están tres cuartas partes muertos” Bertrand Russell, On Marriage and Moralsv
Cuando amamos a alguien y esta persona percibe nuestro amor incondicional se siente plenamente aceptado. La mirada y el amor del otro nos dan vida y nos ayudan a transformarnos. El amor del otro les ayuda a creer en sí mismos.
El mecanismo es similar entre padres e hijos: cuando el amor que ofrecen los padres es incondicional y, por tanto, no proyectan sus expectativas y miedos en el hijo, perciben intuitivamente el potencial de cada niño con claridad, y pueden ayudar a cada niño a realizar este potencial. El sentimiento no se puede fingir. Es un magnífico regalo que damos a los seres que amamos: creemos en ellos y les amamos tal y como son, esperando naturalmente lo mejor de ellos. Esta visión es un reto que les ayuda a expresar lo más positivo que hay en ellos.

La crítica y el desprecio no son compatibles con el amor. El desprecio mata el amor.  Aprender a amar y ser amado de forma incondicional es una de las herramientas más poderosas que existen de transformación personal y de reconciliación de una persona consigo misma.

EMOCIONES NEGATIVAS Y EGO

Las emociones y los pensamientos se potencian y se alimentan de manera mutua.  Si embargo, tanto en los seres humanos como en los demás animales, la conexión de las amígdalas, donde residen leas emociones, con la corteza (central de mando de nuestras capacidades cognitivas), funciona mucho mejor en un sentido que en el otro: son las emociones las que mandan principalmente en nuestro pensamiento.
Por ello resultan tan importante el desarrollo de la inteligencia emocional: si no comprendemos lo que sentimos y por qué lo sentimos, tampoco lograremos comprender por qué pensamos y actuamos de una determinada manera.

DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES EN LA EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES

El celebro femenino está predominantemente codificado para la empatía. El celebro masculino está sobre todo codificado para comprender y construir sistemas. Las mujeres son más hábiles para expresar sus emociones con palabras, a través de las expresiones faciales y el lenguaje corporal. Los hombres tienden a reprimirse en mayor medida y a querer ignorar sus sentimientos.
Trasmitir nuestros sentimientos y compartirlos con los demás genera el vínculo que es la base del amor. Pero muchos hombres están limitados en su capacidad de comprender sus sentimientos y, aun más, en su capacidad de expresarlos con palabras.  Por cuestiones evolutivas tienden a subrayar en exceso los sentimientos de ira y a negar los sentimientos de miedo  de tristeza. Muchos hombres en nuestra cultura están limitados a un ámbito de tres sentimientos relacionados: la ira, el triunfo y el placer. No es la capacidad de sentir la que está mermada, sino el ámbito de comprensión y expresión de las emociones.

En general esta dificultad para comprender y expresar las emociones puede superarse con una buena educación emocional.  Es importante ayudar a reconocer que la emoción no es debilidad, ya que es una de las razones que explican la inhibición emocional masculina. El papel del hombre en la sociedad está cambiando a pasos agigantados y requiere nuevas tomas de consciencia.

EMOCIONES POSITIVAS E INTUICIÓN

Una de las paradojas más curiosas – y cargadas de significado- de las emociones positivas es que para sentirlas hay que recrearse en ellas de manera deliberada.  Disfrutar de manera consciente de las emociones positivas requiere tomar el tiempo y poner la atención necesaria para saborearlas…. La tendencia natural de las personas es a ser infeliz- la felicidad requiere un esfuerzo consciente y continuado. La parte positiva de esta paradoja es que podemos aprender conscientemente a ser más felices.
Cuando una persona exhibe rasgos emocionales positivos su presencia resulta contagiosa: el resto de los miembros del grupo también suelen mostrarse positivos. Estamos programados para el contagio emocional.

COMO FUNCIONAN LAS EMOCIONES POSITIVAS: LOS CENTROS DE RECOMPENSA DEL CELEBRO

Los rastros de felicidad se manifiestan en muchas áreas del celebro, particularmente en la corteza frontal izquierda, parece pues que el lado izquierdo del celebro es más determinante para  controlar la felicidad y el  lado derecho para las emociones más negativas (aquellas que tienden a genera depresión, ansiedad o miedo)
Al margen de la regulación biológica el perfil genético de las personas influye mucho en cómo se activan los sistemas de placer. Las personas que tienen personalidades más extrovertidas tienden a tener más sentido del humor y su corteza pre frontal se activa con fuerza cuando ríen y bromean con los demás. Las personas introvertidas, en cambio, parecen menos propensas a este reflejo.
El celebro tiene una gran plasticidad, que con entrenamiento adecuado puede lograr controlar las emociones más conflictivas.
Las emociones positivas, en principio, son las que nos permiten sentirnos felices. Pero las emociones generan fácilmente otras emociones y se transforman de positivas a negativas, y viceversa, con relativa facilidad. Las emociones se alimentan a sí mismas y siguen vivas, aunque sea transformadas en emociones del signo opuesto: el amor puede generar compasión, ternura y alegría; o también desconfianza, celos e incluso odio.  Lo más opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia. La indiferencia es ausencia de emoción.
El quid de la cuestión radica en reconocer que no existen los estados emocionales neutros. Las emociones nos afectan positiva o negativamente y con ellas conformamos el ambiente que respiramos en nuestras casas y en nuestros trabajos.
Una buena vida depende en cierta medida, inevitablemente de las emociones negativas… necesitas un contraste para poder disfrutar de una buena vida…
Como observaba Aristóteles hace miles de años, el ser humano ha tendido siempre a perseguir la felicidad como una meta o un fin, como un estado de bienestar ideal y permanente que debe alcanzar ( el cómo lo hace, buscando la felicidad dentro o fuera de sí, por ejemplo, plantea otra controversia también inagotable). Lo que sabemos a ciencia cierta, sin embargo, es que no estamos programados, en cuerpo y mente, para ser constantemente felices. La búsqueda de la felicidad tal vez no esté en el deseo y el anhelo de un placer estático sino en el equilibrio entre luz y oscuridad, positivo y negativo, una búsqueda permanente de formas nuevas y creativas de vivir.

ESTIMULAR LS EMOCIONES POSITIVAS

Para lograr una vida rica en emociones positivas es necesario, pues, el fomento consciente de estas  emociones. Para ello resulta  necesario comprender que nuestras emociones dependen en gran parte del llamado sistema  nervioso autónomo.  Éste se divide en dos. El primero es el sistema simpático que activa las emociones estresantes.  El sistema parasimpático, en cambio, regula las sensaciones asociadas a la relajación. 
Existen diferentes  formas de activar el sistema parasimpático: las recomendaciones habituales suelen cenTrarse en torno a la meditación, las relaciones amorosas  satisfactorias, contacto con animales de compañía, las relaciones interpersonales basadas en la ayuda y la práctica del ejercicio moderado.  Todas ellas nos ayudan a fomentar estados de bienestar que refuerzan nuestra salud y nos proporcionan felicidad.

Sea cual sea nuestra forma de fomentar nuestras emociones positivas, lo importante es crear conscientemente estados de renovación para poder enfrentarnos sanamente a los retos estresantes de la vida diaria. Para ello existen dos condiciones básicas: el autoconocimiento y el reconocimiento de un buen soporte fisiológico que afecta de forma profunda a nuestra mente y emociones (vida saludable),
Algunos ejes de renovación y fomento de las emociones positivas: (según Csiksezentmihalyi
El flow: estado en que la persona esta absorta de una actividad que le produce gran satisfacción, perdiendo así el sentido del tiempo y de cualquier estimulo externo.
Es difícil poder ser felices sin alcanzar experiencias de flow, pero que estados de satisfacción profunda son relativamente sencillos de conseguir si elegimos objetivos claros y acordes con nuestras capacidades personales, que tengan cabida en nuestra vida cotidiana.  La felicidad que da la experiencia del flow es más bien retrospectiva: la sentimos cuando salimos del estado de ensimismamiento y concentración del flow.
El flow tiene los siguientes componentes:
1. tener las metas claras (realistas de acuerdo a nuestras capacidades y habilidades
2. Concentración intensa en un campo de atención limitado
3. La perdida de la autoconsciencia, al fundirse la acción y la consciencia.
4. Sentido del tiempo distorsionado
5. Una retroalimentación directa e inmediata
6. Mantener el equilibrio entre la habilidad y el reto
7. Sentido de controlar personalmente la situación o la actividad
8. La actividad es intrínsecamente gratificante
9. Cuando las personases están en el estado de flow, la acción se lleva a cabo sin esfuerzo y nuestro foco de consciencia se reduce únicamente a la actividad
  • Fomentar la curiosidad
  • Desarrollar la creatividad
  • Disfrutar conscientemente del momento presente
  • Modificar deliberadamente nuestro entorno (detectar que o quien nos hacen infelices y evitarlos, desaprender conductas o creencias que nos hacen infelices)
  • El dinero no da la felicidad
  • Fomentar el optimismo, las personas optimistas tienden a encontrar la parte positiva de cualquier situación y busca soluciones para mejorar su vida. El optimismo repercute así en mayores posibilidades de éxito y disfrute personal,… y una mejor salud.
  • La práctica del humor y la risa
  • La explosión de carcajadas proporciona algo muy parecido al éxtasis: aporta vitalidad, energía e incrementa la actividad cerebral. Es un estímulo eficaz contra el estrés, la depresión y la tristeza.
  • Soñar
  • Fomentar activamente nuestra visión personal
  • Convivir con las limitaciones y las restricciones
LA INTUICION

Las personas que conocen y confían naturalmente en sus sentimientos saben que estos son una guía infalible para elegir y desechar los distintos elementos que componen sus vidas. Para quienes no han perdido la confianza natural en sus sentimientos, la fidelidad al propio ser en momentos resueltos de cambio y dificultades ofrece una brújula y facilita la resolución de los problemas en una dirección coherente.

La intuición es la capacidad instintiva para elegir nuestro amino, es una guía muy segura cuando está anclada en patrones emocionales sanos y acordes con nuestra forma de ser y sentir.
La capacidad de controlar nuestras emociones, el autocontrol, es uno de los indicadores más certeros del éxito de la vida de una persona.
Las personas con capacidad pare el autocontrol serán capaces de controlar sus emociones, serán mejores estudiantes, controlaran mejor sus impulsos, tendrán menos posibilidades de sufrir enfermedades mentales, mejor autoestima y mantendrán relaciones personales más estables (entre otras razones, probablemente serán capaces de resistirse al a infidelidad).
El verdadero control emocional, implica la flexibilidad de adaptarse a la situación y al entorno.

LA RESILIENCIA
La resiliencia es una forma creativa de control emocional. Las personas que superan situaciones muy difíciles y siguen viviendo a un nivel a un superior, como si el trauma sufrido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes y aún insospechados.
Personas que quizá deberían haberse tornado desconfiadas o resentidas… pero que su experiencia emocional les han fortalecido y transformado.

La resiliencia es una respuesta ante la adversidad y es un ajuste ante los reveses de la vida y la capacidad personal de no dejarse abrumar por las emociones negativas y estresantes.
Las personas resilientes  parecen capaces de lidiar con más templanza con los elementos estresantes y de controlar más eficazmente sus reacciones instintivas de miedo y autoprotección para encontrar una solución a los conflictos.  Así puede considerarse una forma de autocontrol creativo porque implica el coraje de superar la adversidad y el sufrimiento sin renunciar a convivir con las emociones de forma intensa y libre.

Estas personas mantienen la capacidad, a pesar de sus experiencias  negativas pasadas, de confiar en que la vida pueda irles mejor en el futuro y a arriesgarse a sufrir.
En general son personas que destacan por su sentido del compromiso, su madurez emocional, un buen autocontrol y el deseo y la capacidad de enfrentarse a los retos aun cuando estos son de signo negativo, porque los perciben como parte natural de su vida y fuente de aprendizaje y de transformación.

EL ADULTO LIBRE: EL DESAPRENDIZAJE

Lo que se trae a la consciencia puede curarse o desprogramarse. Lo que se queda en el inconsciente nos ata sin remedio.
Bertrand Russell cuenta en su autobiografía: “el único habido de pensamiento valioso que aprendí en la Universidad fue la honestidad intelectual.
Debiéramos exigir por encima de todo a nuestro sistema educativo que enseñen el mecanismo que lleva a la honestidad intelectual: la capacidad para cuestionar cada a priori, de mirar críticamente, de no perder la objetividad, de ser capaz de escuchar y analizar todas las facetas de una experiencia, de aprender y de desaprender.  Este es un hábito intelectual imprescindible y básico para la evolución mental y emocional de las personas. La honestidad intelectual nos obliga, tarde o temprano,  a reconsiderar buena parte de las verdades –nuestras verdades- aprendidas en el hogar y en el mundo exterior, creando un caparazón emocional y mental que nos impide a menudo movernos en la dirección que realmente desearíamos.
Muchas personas pasan su vida entera al dictado de las verdades de los demás y al final pierden la capacidad de saber quiénes son ellas de verdad y qué desean aportar al mundo. No son ya capaces de escuchar lo que les dicta el corazón y la intuición.  Viven de acuerdo a criterios prestados, algunos bienintencionados y otros muchos que responden a intereses sociales y económicos descarados. Han sido entrenados desde la infancia para aprender sin cuestionar.

LOS RECUERDOS DOLOROSOS Y EL MIEDO A SUFIR NOS CONDICIONAN

A menos incertidumbre, menor miedo, nos encerramos en vidas de poco riesgo.
Si decidimos enfrentarnos de manera consciente al mido y a la resistencia al cambio, luchamos contra nuestro inconsciente y nuestros condicionamientos.

Enfrentarse al miedo se convierte en una herramienta decisiva para vivir mejor. El temor anticipado a que las cosas vayan mal, funciona como una pared que impide conseguir las metas deseadas. Es necesario encarase con los miedos, reconocerlos y seguir adelante a pesar de ellos. Atravesar este muro mentalmente, a pesar de la ansiedad y el miedo, y contemplar la vida que nos espera al otro lado, puede ser liberador.
Los miedos y la ansiedad no desaparecen solos. Para controlarlos o para desprogramarlos, debemos aprender primero a convivir con ellos y a no permitir de forma consciente, que limiten nuestras vidas.  Hay que atravesar esa pared, esos obstáculos, con miedo, para luego poder dejar el miedo atrás. Solo así la psique se convencerá de que ya no necesita albergar emociones negativas de cara a un determinado evento.
Cuando uno se enfrenta a una batalla sin enfrentarse al miedo, a la infelicidad y a la obstrucción, podemos ganar una vez, pero estos elementos se presentaran de nuevo, inevitablemente.  Si evitamos, reprimimos o ignoramos el miedo, siempre tendrá más poder sobre nuestra psique y nuestras emociones que nuestra voluntad.

A lo largo de la vida no cambian las emociones, sólo cambia nuestra capacidad de gestión  y nuestros recursos frente a estas emociones.

La emoción no es debilidad. Sin emoción no hay vida plena. No se pueden ignorar las emociones porque nunca desaparecen: estamos obligados  a hacer algo con ellas.  Si las apartamos, reaparecen en sueños o bien a través de otras manifestaciones inconscientes, como las crisis de angustia, tan corrientes en las crisis de la edad adulta.

Aquellas personas que creen que el  paso de los años entraña la renuncia a las emociones y a los sueños aceptan tácitamente envejecer, acelerar incluso el proceso de envejecimiento, físico y psíquico., para acabar cuanto antes con el dolor de la lucha interna que padecen.
En realidad la vida después de los 40 debería ser una vida rica psíquicamente: las emociones son tan rotundas como a los 20, pero se ha acumulado experiencia para hacer frente a la marea emocional, e intuición y templanza para recorrer el camino de forma más deliberada. Conocemos el valor del tiempo y sabemos que somos capaces de sobrevivir al dolor.

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