dilluns, 5 d’abril del 2010

La Red 2.0 atrapa la formación


Redes sociales, 'blogs', Youtube... La 'web 2.0' es un éxito en España y las empresas aprovechan su masiva difusión entre los nuevos empleados para 'engancharles' a las políticas de recursos humanos. La información es poder, pero el futuro pasa por compartir el conocimiento.

Cerca de veinte millones de personas en España son usuarias de las famosas redes sociales de Internet, convirtiendo a nuestro país en el cuarto de Europa y el séptimo del mundo en penetración de estas nuevas ágoras del siglo XXI. Son datos del último estudio de Nielsen sobre este nuevo fenómeno, al que los españoles dedican una media de cinco horas y media al mes. Nadie parece discutir ya que se trata de un proceso imparable y arrollador, que está comenzando a tener su impacto en las organizaciones empresariales y en la manera en la que se comunican con sus empleados, les atraen, gestionan su conocimiento y les forman. Se trata de aprovechar el éxito y popularidad de las redes sociales para enganchar a los nuevos profesionales.

Las redes sociales están comenzando a ser utilizadas para crear espacios abiertos de formación donde aprender, compartir conocimientos y generar ideas para los empleados y para las corporaciones, en los que se usan intensivamente todas las herramientas de Internet 2.0, como los blogs, los wikis, los podcast, los sistemas RSS, etcétera.

Además, los responsables de formación quieren aprovechar el éxito de los vídeos, como el caso YouTube; las posibilidades pedagógicas de las realidades virtuales en tres dimensiones, al estilo Second Life; la capacidad de transmisión de la televisión en una sociedad claramente audiovisual; y el éxito de los videojuegos y competiciones online. Todas ellas comienzan a ser herramientas comunes en los procesos de formación online o e-learning.

La enorme capacidad de comunicación y de transmisión de información de la web 2.0, caracterizada por la participación y por la generación de conocimiento de forma colectiva, está comenzando a transformar la formación, la manera en la que las empresas mejoran la cualificación de sus trabajadores y la forma en que universidades y escuelas de negocios preparan a los futuros profesionales.

Moda o verdad

"Las redes sociales se han convertido, antes que nada, en una moda, pero es cierto que hay un uso intensivo de las herramientas 2.0, que han entrado en la vida diaria de los profesionales y están cambiando la forma de comunicarse. En sí mismas, no son innovadoras desde un punto de vista pedagógico, sino que se trata de acercar al alumno lo que ya se usa en otras facetas de la vida, que es lo que en formación suele funcionar mejor", explica Marcello Rinaldi, autor de dos blogs en la red sobre temas relativos a Internet y al e-learning y responsable de social learning de Avanzo, una firma especializada en formación online que ha puesto en marcha redes corporativas al estilo de Facebook o Linkedin aplicadas a la formación, para compañías como el grupo de televisión vasca EITB o Thyssenkrupp.

El fenómeno 2.0 está transformando la formación. “Se trata de cambiar los campus virtuales jerarquizados que conocíamos hasta ahora por estas herramientas para que la formación se más efectiva”, añade Rinaldi. Miguel Ángel Rodríguez también es bloguero y director general de Élogos I+D, la mayor empresa de formación online de nuestro país, con una facturación de 40 millones de euros el pasado año. Para Rodríguez no asistimos simplemente a la incorporación de nuevas herramientas formativas, sino que se está viviendo "un cambio radical de enfoque en la manera de preparar a los profesionales. El futuro del e-learning pasa por el we-learning, es decir, el aprendizaje social, de una manera mucho más colaborativa, a través de la web y los medios sociales de comunicación, que conectan a personas con personas". Rinaldi, de Avanzo, añade que "los nacidos a partir de la década de 1980, los millennials, han creado una cultura 2.0 basada en compartir, debatir y poner en discusión".

No obstante, Miguel Ángel Rodríguez, advierte que no todo vale para todo: "Los recursos deben estar relacionados y en línea, no debe haber compartimentos estancos. Hay que trabajar con colectivos específicos que tengan conocimientos digitales y buscando un retorno de la inversión a corto plazo, partiendo de temas reales del negocio, sin hacer experimentos con gaseosa".

El futuro

La formación será colaborativa pero, al tiempo, cada vez más personalizada. Angels Mora, directora general corporativa de Epise, consultora que trabaja para grandes empresas como Santander y BBVA, explica el concepto de Personal Learning Environment (PLE): "Se trata de poner un conjunto de herramientas a disposición de un participante en un espacio personal, al estilo de iGoogle, que personaliza el escritorio, pero aplicado a la formación, como una nueva forma de entregarla".

Ana Landeta, directora de innovación de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) y del Centro de Estudios Financieros (CEF), se ha encargado de coordinar la obra colectiva Nuevas tendencias de e-learning y actividades didácticas innovadoras, que ha sido elaborado por 93 autores de 55 universidades y escuelas de negocios de 22 países diferentes, y que ha sido presentado esta misma semana. Para Landeta, el futuro pasa por las tecnologías en tres dimensiones, el uso de la televisión o tv-learning y la convergencia de dispositivos, el denominado mobile learning: "A través, por ejemplo, de una PDA que pueda conectarse y usarse después en la plataforma de formación online convencional. Y todo lo que sea recreación en 3D de cualquier material didáctico tiene un gran futuro, no sólo en el e-learning, sino en toda la Red", destaca Landeta.

De hecho, la Udima ya lleva tiempo experimentado con una buena respuesta por parte de los alumnos actividades académicas en Second Life, como una visita turística por la ciudad de Gijón, recreada al cien por cien en este espacio de realidad virtual, con los estudiantes del Grado de Turismo o la simulación en vivo y en directo de un juicio con los alumnos del Grado de Derecho.

Celia Santacana, responsable de e-learning de Everis Business Consulting, habla también de "la incorporación del 3D a la web, haciéndola evolucionar al 3.0. De esta forma, se abrirán nuevas posibilidades de colaboración entre usuarios utilizando espacios tridimensionales". Pero la velocidad de los cambios es vertiginosa y más que de futuro en muchas ocasiones hay que hablar ya de presente. La directiva de Everis destaca que se han incorporado ya a algunos procesos de aprendizaje redes sociales, tanto generalistas, tipo Facebook o Twitter, como adaptadas a la educación, como Elgg o EduSpaces, y comunidades de prácticas, tipo Ning, una plataforma que permite crear redes sociales propias en base a las necesidades concretas.

Tampoco hay que olvidarse el poder comunicativo de la televisión y del vídeo en una sociedad tan audiovisual. Por ejemplo, IE University acaba de anunciar el lanzamiento de un nuevo canal o podcast, llamado Edutainment, en iTunes U, un sistema de distribución de todo tipo de recursos, desde conferencias a cursos de idiomas, películas o libros de audio para los estudiantes, que nace en el marco de iTunes, un programa de ordenador creado por Apple con el fin de reproducir, organizar, sincronizar iPods e iPhones. A través de su portal IE University ofrece más de una treintena de vídeos de forma gratuita, con documentales, debates, declaraciones y entrevistas a expertos, profesores y alumnos. Recursos que parecen contar con la aceptación del público, porque IE Business School, la escuela de negocios de esta universidad, ha recibido más de 200.000 visitas en un mes a su portal en iTunes U, con 100.000 descargas y 5.000 suscriptores. También está impulsando el uso de los libros digitales entre sus alumnos, para que puedan gestionar los distintos formatos de información y leer en un sólo dispositivo.

Los expertos coinciden en que el futuro pasa por el mobile learning. Rinaldi explica que "a medio plazo los nuevos campus 2.0 se convertirán en móviles. La información ya lo ha hecho y la formación lo hará. ¿Por qué limitar el acceso a los recursos formativos a un ordenador cuando cada empleado dispone de un promedio de dos horas diarias de transporte público al trabajo?". Algunos datos avalan el crecimiento del acceso a Internet a través de dispositivos móviles. Las ventas de smartphones se incrementaron un 28% en 2009, según los datos de la consultora Gartner, que ha vaticinado que en tres años habrá más móviles navegando por la red que ordenadores, y que en dos años cerca de un 20% de las empresas no tendrán PCs.

Turon, director de servicios formativos de Epise, cree que el gran salto está por llegar, "cuando la formación entre en nuestras casas sin mandos, sin teclado, como jugamos ahora con la Wii. Porque la clave es la disponibilidad, que la formación esté accesible en cualquier lugar y de forma inmediata".

diumenge, 4 d’abril del 2010

PONGA UN "LOBBY" EN SU VIDA

Pertenecer a uno u otro grupo, presencial o virtual, es una manera de posicionarse y, en algunos casos, una vía para lograr los objetivos profesionales. Sin embargo conviene recordar que la esencia de estas asociaciones es el conocimiento, y que la interacción entre sus miembros brinda una oportunidad para crecer y compartir talento. Los que sólo busquen interés personal se quedan fuera.

En su acepción más purista, un 'lobby' es un grupo de personas que intentan influir en las decisiones del poder ejecutivo o legislativo en favor de determinados intereses. Los 'lobbies' no suelen participar directa y activamente en política (por lo que no suelen formar su propio partido), pero sí procuran ganarse la complicidad de algún grupo político que pueda terminar aceptando o defendiendo sus objetivos. Por esta razón, a muchos se les ponen los pelos de punta cuando otros les acusan de compartir una determinada tendencia, con unas intenciones no muy claras y en beneficio propio.

Sin embargo, lejos de estas connotaciones negativas, es fácil comprobar que el ser humano es gregrario por naturaleza y que parece inevitable afiliarse a uno u otro grupo, y hasta incluso es beneficioso cuando se trata de conseguir determinados objetivos. Más allá de las agrupaciones vecinales o la pertenencia a las asociaciones de antiguos alumnos, participar en algún colectivo parece positivo. Lo importante es tener muy claras cuáles son las ventajas. Pero conviene no perder el rumbo en este afán asociacionista, más ahora que la presencia en las redes sociales y profesionales resulta casi imprescindible. Cada día recibimos cientos de invitaciones para formar parte de grupos o foros en la Red que van desde aquellos que adoran dormir cuando llueve a los que ofrecen coaching a directivos. Andrés Pérez, especialista en estrategias de posicionamiento de marca personal, dice que para escoger el más adecuado se deben tener en cuenta dos variables: "La utilidad, es decir los objetivos; y la sintonía, en torno a unos valores. Nos asociamos a otros por lo que podemos obtener de ellos".

Afines y detractores

Parece que la creación y el desarrollo de este espíritu gregario no tiene límites, una apariencia en la que caben todo tipo de opiniones. Montserrat Ventosa, directora de Employee Branding, asegura que a pesar de que ahora todo el mundo está conectado a través de las nuevas tecnologías, "los profesionales tienen ansias de estar en contacto. Los grupos en Red son un seudocontacto que no resulta tan enriquecedor". Ventosa afirma que esta evolución tendrá un claro impacto en las organizaciones: "Del capital humano se pasará al capital social, aunque se han puesto en marcha iniciativas para conseguirlo. Ahora es el momento". Ventosa coincide con otros profesionales en que el término de asociación se ha viciado, y son muchos los que lo utilizan como un canal de venta de sus servicios y no como un medio para aumentar su conocimiento.

En este sentido, Eduardo Tormo, presidente de la consultora de franquicias Tormo & Asociados, afirma que pertenece a diferentes grupos y asociaciones en los que se siente identificado porque cada una de ellas es representativa de la actividad que ejerce. Pero matiza que, "en general, el espíritu asociativo en nuestro país es escaso y en muchas ocasiones el afán de pertenencia responde más al interés personal de alguno de sus representantes que al colectivo al que supuestamente deberían representar. Esto genera desconfianza y rechazo". Jorge Cagigas, socio de Epícteles, coincide con él en que "el criterio clave debería ser que el grupo tenga que ver con la actividad que uno desarrolla o pretende desarrollar, y que además su actividad sea transparente, clara y permita a los asociados una participación activa. Siempre he dicho que la cuota económica es la menor aportación que un miembro debería realizar".

Para Javier Sevilla, director de recursos humanos de Stryker Ibérica –dedicada al desarrollo, la fabricación y la comercialización de productos médico-quirúrgicos–, "pertenecer a una asociación es una suma. Puedes participar activamente en función de tus responsabilidades y en la Red unirte a determinados foros o grupos es una fuente de información muy válida. La antigua concepción de comunicar a través de un único medio es historia". Según Sevilla, estar presente en estos puntos de encuentro es una obligación para sus homólogos: "Es clave tener la mente abierta, opinar en distintos foros y participar en discusiones, por supuesto que en su justa medida. No hay que olvidar que detrás de ese carácter abierto existe lo que ya se conoce como la reputación en las redes profesionales, un factor que cada vez tiene más peso en los procesos de selección de nuevos candidatos".

Esta tendencia queda confirmada por un estudio sobre redes sociales y profesionales publicado recientemente por Adecco Professional: el 46% de los profesionales de recursos humanos encuestados afirma haber recurrido alguna vez a estas plataformas de networking para reclutar candidatos, porque les permite tener perfiles constantemente actualizados y obtener referencias directas de cada persona.

Participar sí, pero con mesura

Frente a esa explosión de la información y los grupos en la Red Francisco Puertas, socio responsable de talento, organización y personas de Accenture, considera que participar con mesura es importante. En su opinión, si las asociaciones a las que está adscrito un individuo son complementarias y éste se involucra en un sector determinado, le resultará mucho más sencillo convertirse en un referente. No obstante, afirma que la excesiva participación es contraproducente para el profesional: "Puede parecer que utiliza las asociaciones como un mecanismo para su propio beneficio, no que se constituye como un miembro más que aporta conocimiento. También puede parecer que tiene su foco en la relación y no en el contenido. El equilibrio entre el trabajo y la relación debe ser el adecuado".

Vicente Condés, director de márketing de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), que cuenta con casi 3.000 empresas asociadas, comenta que "es importante que el profesional sea consciente de que asociarse no produce beneficio si no se está dispuesto a realizar un pequeño esfuerzo, como acudir a los actos, dar opinión o aportar valor al resto de los asociados".

En el caso de la web 2.0 la participación requiere cierto control, como explica Luis Truchado, socio director de la firma de cazatalentos Eurogalenus: "Estas redes son más horizontales y democráticas que las presenciales. La comunicación y las dinámicas son diferentes. Por ejemplo, una asociación tradicional puede tener un grupo en Linkedin o en Facebook que funcione en paralelo, pero no necesariamente en perfecta sintonía: el 'lobby' virtual es menos controlable, va más rápido y requiere una supervisión frecuente".

Arturo García, consultor de negocio de Scotwork –especialista en formación, coaching y consultoría en negociación–, señala que "todos los grupos responden a un objetivo para ser creados y hay que identificarse con el mismo". Y hace una recomendación, que sirve para las asociaciones en Red y para las presenciales: "Cada aportación debe ser meditada y estudiada. Si no tienes nada que aportar es mejor no participar, sería una pérdida de tiempo para el que busca una solución a sus problemas. No hay que intentar ser amigo de todos, esto es una herramienta más para tu trabajo, no un club social".