El negocio turístico muestra sus primeros signos de recuperación tras la crisis. Los retos apuntan ahora a la profesionalización del sector y a su adaptación a nuevos nichos de mercado, como las iniciativas para la tercera edad, la cultura ‘wellness’ y los cruceros.
España es este año el destino vacacional preferido de los europeos, de acuerdo con los resultados de una encuesta realizada por la Comisión Europea entre 30.000 ciudadanos de los 27 países de la Unión Europea, Noruega, Islandia, Croacia, Turquía y Macedonia, que ha sido publicada esta semana. Un dato acogido con cierto entusiasmo contenido por los representantes de un sector que se ha visto significativamente castigado por la crisis económica que asola el país.
Segun informe de la consultora Aguirre Newman, en 2009 la aportación del turismo al producto interior bruto (PIB) español se hundió hasta su mínimo histórico, situándose en el 10,3% de la riqueza total. La llegada de visitantes cayó un 8,7% y el gasto total se redujo un 6,8% respecto al año anterior.
Sin embargo, los analistas esperan que la recuperación económica de países como Alemania, Noruega y Francia contribuya a que el turismo nacional comience una remontada que –no obstante– se prevé lenta. En este sentido, el último boletín económico del Banco de España confirma "cierta mejoría" en la evolución del gasto de los turistas extranjeros que visitan nuestro país. Los indicadores se han mantenido positivos durante el primer mes de 2010, que comenzó con un incremento del 1,1% de las entradas de turistas extranjeros, la primera subida interanual registrada desde junio de 2008, tras año y medio de descensos. "Todo apunta a que lo peor ya ha pasado", asegura Miguel Mercado, director de zona de Randstad, que recuerda que "a pesar de la recesión, el sector turístico ha sido tradicionalmente uno de los principales motores de la economía española y da empleo a más de dos millones de personas".
Rafael Gallego, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Agencias de Viajes, también cree que este año será mejor que 2009. Actualmente, el negocio emplea a 90.000 trabajadores (52.000 directos y 40.000 indirectos) y "aunque es pronto para valorarlo, esperamos que las contrataciones se incrementen en un 12% respecto al año pasado". Su optimismo es compartido por Miguel Martínez, presidente de Paradores de Turismo. En los dos primeros meses de 2010 esta empresa pública ha crecido un 2%, una tendencia que espera que se mantenga durante el resto del año porque "ya tenemos varias reservas cerradas para los próximos meses, con lo que las perspectivas de futuro son halagüeñas".
Miguel Mercado estima que, en concreto, Madrid, Cataluña, las islas Baleares y Canarias son las comunidades que están mejor posicionadas para afrontar la recuperación del sector. La otra cara de la moneda es la costa levantina, que es la que más ha sufrido y la más afectada por la estacionalidad. Germán Alcayde, director asociado de Bao&Partners, apunta que los hoteles junto al mar se construyeron masivamente gracias a unos acuerdos financieros que han resultado inviables durante la crisis y que, como consecuencia, los ha empujado al cierre. "El sector turístico español debe reciclarse y ofrecer una buena calidad a un precio razonable. Ésta es la razón por la que las cadenas hoteleras de bajo coste están consolidando su nicho de negocio", explica Alcayde.
Alfonso Jiménez, socio director de PeopleMatters y uno de los propulsores del primer libro blanco de los recursos humanos del sector del turismo, apunta que el negocio en España debe hacer frente a una doble problemática desde el punto de vista de la gestión de personas. Por un lado, Jiménez afirma que el sector no tiene la reputación que requeriría, adolece de una falta de cualificación laboral y, en consecuencia, resulta poco atractivo para la captación de talento. "Muchos directivos no valoran que sus empleados reciban formación. Resulta paradójico que, a pesar de que las personas son uno de los principales activos de este sector, estas compañías no pongan en valor a sus profesionales", explica. Por otro lado, Jiménez señala que en muchas ocasiones se trata de equipos de trabajo "cansados" y con actitudes de servicio claramente mejorables. "Es más, los empresarios españoles prefieren invertir en otros mercados antes que operar en el territorio nacional porque los costes son menores".
Sin embargo, no todas las compañías hoteleras responden a este perfil. Por ejemplo, NH Hoteles ha sabido crear una estrategia de desarrollo de talento y de apuesta por la innovación, construida gracias a iniciativas como NH University –responsable de toda la formación de la cadena hotelera– y a diversos programas de fidelización interna, que fomentan la participación y el reconocimiento de sus empleados. Uno de los desafíos del negocio es, por tanto, la profesionalización de sus colaboradores y la búsqueda y retención del talento.
Perspectivas
Los retos del sector no atañen sólo a la necesidad de gestionar adecuadamente sus recursos humanos. Para mejorar la competitividad del turismo español los hoteles, agencias de viajes, turoperadores y el resto de grupos empresariales deberán ofrecer destinos de calidad, disponer de profesionales con vocación por esta industria, implementar medidas de protección ambiental y garantizar un servicio de calidad a un coste adecuado, "porque el cliente dispone cada vez de más alternativas y, por tanto, es más exigente con el producto contratado, que debe adaptarse a la perfección a lo que necesita", incide Alcayde.
La fortaleza del turismo español también dependerá de la adaptación de cada negocio a los nuevos nichos de mercado, como el desarrollo de la cultura del wellness –que se relaciona con servicios de bienestar, como spa, masajes, etcétera–, la cultura nacional –explotar el arte, la tradición, la gastronomía, la historia y los vinos españoles–, el turismo activo –senderismo o deportes acuáticos–, los cruceros, el turismo de la tercera edad–desarrollando modelos de semi residencia, por ejemplo– o, incluso, el turismo religioso, que aproveche el tirón de acontecimientos como el actual Año Santo Jacobeo.
Lo más buscado
Para hacer frente a este nuevo escenario Teresa Gonzalo, directora general de Les Roches Marbella, apuesta por que "el perfil del profesional de la alta dirección hotelera del siglo XXI responde al de una persona con capacidad de comunicarse en diferentes idiomas, habilidades directivas, conocimientos en gestión de personas y en el manejo de los sistemas informáticos hoteleros de última generación y con experiencia en establecimientos hoteleros internacionales".
La demanda de este tipo de posiciones parece que crecerá a un fuerte ritmo durante los próximos años. Según las previsiones del World Travel & Tourism Council, en el próximo decenio serán necesarios más de 600.000 directivos de hotel en todo el mundo. Las 20 grandes cadenas hoteleras internacionales estiman la apertura de unos 8.500 hoteles sólo de aquí a 2015, lo que disparará las contrataciones tan pronto como se supere la crisis económica.
A nivel ejecutivo, Germán Alcayde señala que actualmente existe una fuerte demanda de dos posiciones. Por un lado, las organizaciones –sobre todo aquellas que operan en las islas– buscan directores comerciales con un perfil de ventas internacional. "Las empresas turísticas se han dado cuenta de que no pueden vivir de las firmas mayoristas y que son ellas mismas las que tienen que buscar su clientela", analiza el directivo de Bao&Partners. Por otro, se precisan directores de alimentos y bebidas, que no son cocineros, sino profesionales que se encargan de gestionar el presupuesto en materia de restauración en los diferentes segmentos. "Este puesto es clave porque se pierde mucha rentabilidad en el campo de la restauración".
En niveles inferiores, las empresas de trabajo temporal consultadas explican que los perfiles más buscados continúan siendo camareros, camareras de piso, ayudantes de cocina y cocineros. "El salario percibido dependerá de los convenios provinciales del sector de hostelería aunque, en general, para puestos básicos hablamos de entre 15.000 y 18.000 euros. Para perfiles medios, como el caso de un jefe de sala o de cocina, el salario superará los 24.000 euros", concluye Miguel Mercado, de Randstad.
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